
I
Al otro lado de este ponto
está ella.
Y lloro cada día frente a los dedos de rosa,
porque no sé
si allá
me aguarda.
Pero sea o no,
me arrojaría de esta ínsula,
para volver a verla,
aunque no me reconociere,
pues el tiempo no me hace dejar de amarla.
II
Cuando escucho su voz,
pienso en el lenguaje de los lirios, los jazmines, los claveles.
Cuando escucho su voz,
pienso en el invierno arrodillándose a la primavera,
en el menesteroso que da su vida a la reina con diademas de laurel.
Cuando escucho su voz,
soy yo ese, el que está a sus pies,
queriéndola, necesitándola, amándola.
Cuando escucho su voz,
no quiero más que estar con ella a cada instante,
pretendiendo que no existe el tiempo,
solo ella,
solo las rosaledas de su alma,
solo el candor de su mirada,
solo ella y yo en el mundo.
Cuando escucho su voz,
me doy cuenta, lo sé,
que estoy completamente hechizado
y que sin ella estoy completamente perdido.
III
¿Por qué a veces no estás aquí?
Y lo veo,
te has detenido para observar la mar,
a esperar a que la brisa te hable.
¿Qué dice, amor mío?
Me llamás para conocerla,
me enseñás su lenguaje.
¿Yo lo merezco?
Me invitás a aprender a andar sobre la arena,
en noches afables,
donde tus secretos me confiás.
Pero, ¿qué sabés de mí?
Que soy una pequeña pieza en tu ausencia,
cuando estás allí en el muelle de tus pensamientos.
Te atrae la idea de perderte en el horizonte.
¿A dónde irías sin mí?
A cualquier lugar.
¿A dónde iría yo sin vos?:
Hasta donde me llevaran mis miedos:
A ningún sitio…
Entonces te quedás conmigo;
me invitás a creer en mí mismo,
a creer que puede existir lo que yo quiero que exista…
Quiero, señorita, tenerte a mi lado,
hasta que yo olvide mi propio nombre,
pero aun así,
te lo juro,
podré seguir pensándote,
y seguir recordándote…
IV
Vuelvo a cerrar mis ojos
y escucho tus susurros
y siento tus caricias en mi cuello,
como me encanta…
No querés que levante mis párpados,
no todavía…
Tomás mis manos y hacés que tome tus curvas.
Reís
y río;
suspirás
y suspiro;
gemís
y yo despierto…
Y no te veo a mi lado,
aunque te amo…
Vos estás muy lejos…
V
Ella es una bella doncella;
Y yo un psicótico poeta.
Sufro de amor desde que la conozco;
Yo.
Y yo también.
Y yo.
Y yo.
Antes no creí poder estar más loco;
pero desde que la vi sonreír, lo estoy.
Yo.
Y yo también.
Y yo.
Y yo.
Porque si ella nunca me mirara, yo moriría, lo sé.
Yo.
Y yo también.
Y yo.
Y yo.
